5.5.08

Underground

No se porqué pero casi siempre que pienso en usted, termino imaginándome su espalda. Me gustaría saber que tanta celulitis tiene y si lo que le cubre la cara son pecas o paño. Si tiene mucho pelo, si se lo corta o si se lo deja largo, bien a lo hippie.

Fantaseo con su caminado de hombre y me invento historias sobre usted. Imagino que tiene plantas en casa, que llega y come, que se quita los zapatos y se pone una batita corta para descansar de la ropa vertical y monocromática que siempre usa, pero que antes pasa por su hija y luego van cada quien a su cuarto. Me imagino que estudia todos los días y que mira la tele en ratos como toda la gente.

Pues en realidad no es usted nada del otro mundo.

Créame, tampoco para mi es interesante intentar describirla, sobre todo cuando me es posible conocerle algunas cosas o cuando estoy realmente a punto de llorar, porque me da lástima ver a mi gato masturbandose en un rincón con los ojos torcidos pues no lo eh dejado salir desde que nació.

Sé cosas de usted que otros no saben pero sé que otros saben cosas de usted que yo no sé y que en realidad no sé si me importe saber o si prefiero seguir haciendo mis propias historias de usted.

Y esas historias que me invento si que son peculiares, porque siempre empiezan en lo mismo pero nunca acaban, nunca. Eso si, siempre me habla al oido. Pero, y, en realidad, no es que la quiera, ni que esté enamorada de usted, ni que esté obsesionada con usted, ni que la ame, ni que quiera ser feliz y mucho menos que la quiera hacer feliz. No, nada de eso. Yo sólo quiero vivir con usted. Quiero que me de clases de linguística en un cuarto oscuro y que no termine hasta que las cuatro paredes queden bien húmedas.

Y oliendo a teoría nuestro sexo.